martes, 1 de mayo de 2012

¿Volverán los Días del Cine? —Tijuana—


¿Volverán los viejos tiempos? ¿los tiempos de que ir al cine era eso y algo más? ¿los días del cine?

Como antes, que por no sé que magia, de repente había quien se organizaba y cuadra por cuadra, calle por calle —bajábamos las lomas— y nos íbamos uniendo uno a uno, dos por dos, para ir todos juntos al cine... Con un: "Paisa, vámonos al cine!"

Como me gustaba ir entonces al cine; y me viene a la memoria tan agradables momentos.

Como cuando íbamos al Reforma; que antes o después de la película, nos íbamos a comer nieve, a la nevería que estaba cerquita. Allá cuando papá nos llevaba; mucho antes de aquella tropa brava de jóvenes que nos sentíamos dueños de la ciudad y hacíamos toda una "peregrinación"; cuando un carro y el transporte público, todavía no era el único medio de transporte; y nos íbamos a pie.

O cuando íbamos al cine Libertad, de la colonia Libertad, que saliendo nos íbamos a comer birria, a la birriería que estaba a "un par de cuadras"; o a comer a los puestos que varias señoras tenían de tostadas, ceviche; o burritos de machaca, dándole así, un sentido completo a la aventura.


Parecía que cada cine tenía su punto y aparte, y otro lugar a donde ir... Y con todo y esto:

Ir al cine, era ir al cine.

El intermedio, las noticias, los buenos precios. Los dulces no eran de lujo, o mejor dicho eran los mismos; pero no los vendían tan caros. No estaba prohibido entrar con lonche y parecía que siempre te encontrabas o con los vecinos o con los amigos de la escuela, del trabajo; —y si no llegabas con la bola— allí te encontrabas con los buenos amigos.

Los aplausos, al terminar la función, independientemente como haya sido la película... Parece que al cerrar los viejos cines, esos aplausos, también se fueron. Te podías quedar a la salida, después de la película; para comentarla con tus amigos. ¿Y de allí? Para la Revu! ¡Qué fácil era hacer amigos entonces! Eramos una sola pandilla.

En Tijuana los cines de entonces eran de lujo, pero a nuestro alcance; su espacio era tan amplio, que hasta los niños se ponían a jugar y a correr en la parte de enfrente en donde la película se proyectaba; sí, en el escenario, y el espectáculo empezaba desde que se abría y cerraba el telón dos veces. La dulcería estaba repleta de dulces de todo tipo —y hasta caseros— y la salida, estaba repleta de todo tipo de vendedores; que fuera de broma, hasta vendían todo relacionado con la película.


Los tiempos han cambiado, más lugares a donde ir, cadenas de cines más mecánicas, una ciudad más grande, y ya los vecinos no se conocen.

Las nuevas cadenas de cine quieren toda la ganancia para ellos —con un apurense, salganse pronto— y con lo que cobran, parece que no quieren que vallas a la nevería cerquita o a la birriería de a lado.

Pero así son los nuevos tiempos, ahora vivimos así, todo corre más rápido, vivimos a las carreras y en carro; y todo más caro.


¿Volverán los viejos tiempos? No sé si volverán; pero que bonito fue haber vivido en los tiempos de cuando podías quedarte a platicar un poco, saliendo del cine; desahogadamente ir a otras partes saliendo —o entrando— quedarte a la permanencia voluntaria; y salir tranquilamente sin que nadie te sacara, pisándote los talones.

2 comentarios:

  1. Te acuerdas, Leo? te acuerdas cuando en Tijuana la gente caminaba para todos lados? Las colonias no estaban tan pobladas.

    Los cerros tenían caminitos y las casas no tenían esas bardotas que elevan hoy. Uno podía cortar camino por todos lados. Salías por aquí y cortabas por allá para llegar a este u otro lado del boleto. Ah! que tiempos tan sabrosos, como los extraño.

    Me acuerdo de cuando íbamos al "Variedades" en bola.

    Comenzaban los grandes a juntar plebe arriba en el Soler, y nos aventurábamos por una de dos rutas, por El Gema (abajito de la Misión), cruzábamos por el cañon Del Sol, y subíamos por la Alemán, saliendo por las Cinco Esquinas (mar Amarillo y Segunda) para después bajar por toda la segunda y caerle al Tango (Centro), la otra ruta era más directa, pues bajábamos directo desde la Glorieta Soler caminando por la carretera, pasando y levantando raza por el camino.

    Se nos unía raza de La Unión, de La Santa Rosa, de La Linda Vista y el Cañon K, hasta que llegábamos al mono (cine) a "guachar" las películas.

    Buena bola de plebe se hacía, y todos pacíficos; bueno, siempre y cuando no hubiera broncas; porque entonces si volaban las piedras... je je je.

    ¿Te acuerdas, Leo?

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  2. Yo alcance a ir al ''Gemelos'' en mi infancia, a ver la de Titanic, Selena y fluber con mi familia.
    ¡Que tiempos tan bonitos!

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