lunes, 19 de enero de 2015

Las Calafias y los Calafieros de Tijuana

—Foto, de Víctor Serna—

En Tijuana a unos pequeños camiones, les dicen "Calafias", en algunos otros lugares de México les dicen "peceras", ¿qué tienen de diferencia con los camiones? Seguramente el tamaño, pero, ¿por qué les dicen "calafias e nTijuana"? buena pregunta... tuviéramos que investigarlo, lo que no hay que investigar mucho, es lo mal entrenados que están sus choferes, que por manejar una calafia de Tijuana, les decimos "calafieros."

 Y, su pasaje descontento; 3 anécdotas sobre estas calafias y sus calafieros.

Anécdota #1 

Víctor dijo...

En la mañana —recientemente— un señor la hace la parada a la calafia donde yo venía del trabajo "Señor, oiga, cuanto tiempo hace hasta carrusel? El calafiero le responde "es rápido subase señor". "Si pero cuanto haces? Calafiero: agarro cucapa y luego bajo a la insurgentes. Este señor insiste: ¿PERO CUANTO HACES? El calafiero le vuelve a responer:  "Suble, no puedo estar parado aquí. El señor frustradamente dice en voz alta,  "chingada ma…"

El señor se va muy molesto y el calafiero cierra la puerta y arranca.

Me pregunto a mi mismo:  ¿Porqué no contestan lo que se les pregunta? El señor solo quería saber el tiempo que hacia creo para ver si llegaba a tiempo a su destino o decidirse por otra opción, no lo sé. Ahhh, hasta yo me estresé j

¡Qué cosas pasan en el transporte de Tijuana!

 Anécdota #2

Héctor dice...

 Yo iba a la Macroplaza, y pues como dices, a veces no se leen bien los "destinos" de las rutas pues escriben en el parabrisas bien amontonado todo, pero si alcancé a leer bien que iba hacia la Macro, si no, no me hubiera subido... y tómala que agarró rumbo hacia el bajamaq, para bajar por el cañaveral, "ok pensé", algunos  hacen esto, ya me había tocado esta ruta y algunos de ahí del Insurgentes en la altura del Cañaveral ya toman hacia la derecha para ir a la Macro... pero este condenado calafiero, se siguió derecho, hacia abajo, una... dos cuadras, luego torció hacia la izquierda como para ir a la clínica 1 del IMSS... nos estábamos alejando de la Macro en vez de acercarnos... Y, yo me
estaba des esperando y pensando "pues ¿para dónde me lleva este?"... Él no estaba cumpliendo con su ruta publicada en el parabrisas, porque ya sentado como iba yo, leí claramente hacia que lugares se dirigía... Y, que me levanto y le pregunto:

─¿Oiga, que no va a ir a la Macroplaza??

─No, ahorita solo a la clínica 1 y de ahí a las 5 y 10.

─Pero, ¿!Cómo si aquí tiene escrito claramente que debe ir a la Macroplaza!?

El se quedó mudo y la calafia iba llena de gente, pero nadie decía nada...

─¡A ver aquí me bajo y mejor me voy caminando, y ni crea que le voy a pagar porque usted no cumplió con la ruta!

El calafiero no dijo nada, nada tenía que decir en su defensa el canijo, por engañar y no cumplir con su ruta, y yo caminé cerca de un kilómetro y medio... Y, con mis 10 pesitos en el bolsillo.

Anécdota #3

Donaldo dijo...

Para venir a mi rancho (La Misión) tengo que rogarle, si practicamente rogarles a estas personas del transporte público para que me digan a que hora van a salir, pues siempre me contestan:

—Uy, acaba de salir el de la Misión.

Es que no te pregunté a que hora salió—siempre les digo— te estoy preguntando que a que hora va a salir.... Y, siempre me vuelve a contestar el chofer en turno:

—Uy... es que acaba de salir la de la Misión.

Y con toda la paciencia del mundo le vuelvo a contestar es que no te estoy preguntado a que hora salió, el pasado ya pasó, lo que importa a tu pasaje a ¿qué hora va a salir?

—Es que de verdad ya, salió la de la Misión. —Cantinfliando, me vuelve a repetir el conductor.

La paciencia esa maravillosa virtud: aunque marvillosa, es de esas cosas en la vida que tienen un limite, se acaba; pero para no hacer corajes, mejor decidí ya no preguntarles "¿a que hora sale la siguiente?"  Están entrenados, por un extraño maleficio....

No me queda otra que fantasear mientras espero sin saber a que hora sale la otra calafia: que construyan un Trolley, un Metro, un Trenesito; para la Mision; o ¿por qué no me hago de un carro? ¿un carro? Por supuesto...

Gracias por su participación, Victor, Héctor, Donaldo. Uno de los eventos relaltivamente nuevo fue el de un chofer de camión que iba de Tijuana para Mexicali que abandonó, al descomponerse su transporte, a su pasaje en la Laguna Salada.

Por experiencia propia he visto, a estas personas comportarse como verdaderos cafres, en la ruta de la Colonia Tecolote, Bulevar Pacifico; además, en una curva que se encuentra antes de entrar a la zona industrial, ahí algunos de estos choferes de esta ruta avientan sus basura, sin ningún escrúpulo, por años está ese basurero clandestino como si fuera hecho por ellos mismos; y cuando les dicen algo, estos simplemente contestan, "¿A usted qué le importa?"

Pero igual, en la otra mano, ¿quién no se acuerda del chofer en la Ciudad de México que les frustró un asalto a unos asaltantes? Hay de todo, como en otras estratos sociales, hay buenos y malos conductores... Pero por su comportamiento para con el pasaje, parece que abundan más los malos.

martes, 13 de enero de 2015

La Fiesta de Disfraces

Foto, Héctor Buelna y Yoana Diaz

Después de haber trabajado tanto; por tantos años, me compré una cabaña en esta villa frente al mar, “el futuro está aquí”, decían los promocionales.

¡Una casita para los fines de semana!

Nunca imaginé que lo iba a perder todo, que iba a salir perdiendo en todos los negocios; que Susana… no, de ella ya no me quiero acordar, ahora comprendo que el olvido equivale a salud. De verdad, nunca imaginé que me iba a quedar “solo”, en esta villa, y en esa cabaña...

“Compre su cabaña al sur de Ensenada, el "Santa Bárbara" mexicano, Hawaii al norte de la península… La octava maravilla”, decían los vendedores y su promo... lo que no decían es que se aproximaban tiempos malos, que el turismo iba a desparecer, y que esta villa, se iba a convertir en un pueblo fantasma.

Los negocios han ido cerrando poco a poco, aquel que era icono del lugar, al enfermar su dueño, como su dueño, decayó hasta cerrar por completo. Sin ruido en la calles, los tráileres por la carretera se escuchan tan remotos, que compiten con el rugido del mar; y, si no fuera por la música del único restaurant-bar que queda en la villa, esta… esta villa, sería totalmente un pueblo fantasma.

En los veranos parece que hay fiesta, pero se va tan rápido, que cualquiera se preguntará y ¿la gente, dónde está la gente? Los habitantes que éramos, unos se fueron por que se tuvieron que ir, otros, porque se quisieron ir, y, los demás, simplemente se alejaron por alguna razón…

¡Dios mío! Parece que tan solo quedé yo de ¡todo aquello!

Silencio.  Silencio total. No hay señal de nada. ¿Dónde está la gente?

Los días pasan tan lentos, que solo por mi computadora y mis salidas a trotar que no me vuelvo loco, pero los servicios en estas áreas rurales de México son tan malos que parecen nulos, muy baja la electricidad, las señales de radio, televisión; de hecho, he hecho un gran esfuerzo para no aventar la computadora por la ventana; y, las antenas... las oxidan la salitre y la brisa marina; pero la culpa es mía:  ¿Quién me dijo que comprara esta cabaña en el “Santa Bárbara” mexicano?

Por todo lo anterior, querido diario, recurro a salir a trotar todas las tardes por el acantilado antes de bajar a la playa, de mi Santa Barbara mexicano... Donde al trotar desaparecen mis problemas, se acaban las quejas, me olvido de lo que fue y de lo que pudo ser…

Algo benevolente tiene caminar o trotar por este desolado pero mágico lugar, que de repente vuelvo a tener 33 años, y las sirenas me vuelven a cantar. He notado que cada sábado y uno que otro miércoles, frente a mi pasa, mientras troteo, un crucero que desde diciembre a lo que va de enero, viene decorado con farolitos blancos, parece un arbolito de navidad navegando en ultramar; parece un adorno como aquellos que alguna vez vi en las lujosas tiendas de San Diego.

¡Un arbolito de navidad que quedó prendido hasta lo que va de enero!

—Guau! Guau! Guau! —Me ladra Coquí como para saludarme, la perrita de uno de los pocos vecinos que quedan; que me alcanza y me hace fiestas.

—Hola ¡Don! —me dice don Francesco (se pronuncia “franchesco”), un viejo mercante marinero, que yo apodo "viejo lobo de mar" que por conocer todo el mundo, más que por viejo, se cree que lo sabe todo.

—Hola ¡don Pancho! —Le contesto— Miré ese barco, parece un arbolito de navidad, ¿no le parece?

Don Francesco se queda un poco pensativo, y me dice:

—“¿Un barco?”

—Sí, ese crucero, don Pancho, ¿qué no lo ve? Miré que bonito lo adornaron, a mí me parece un arbolito navideño, navegando junto a la costa.

—Lo siento, Don, tú nada más lo puedes ver. Y, siéntate en esa roca… Que te vas a caer... Es bien sabido que quien ve ese barco, está en sus vísperas. Es el barco de la muerte.

—Jajaja! ¡No me haga reír viejo lobo de mar! Ya estamos viejos para esas bromas.

—No, Don, no es broma, preguntale a cualquiera. Solo tú puedes verlo.

—Bien sabe, don Francesco, que aquí no hay a nadie a quién preguntarle, ¿a quién le pregunto? ¿Si aquí ya no vive nadie?

Don Francesco se queda serio y me dice: —Adelante, Don, si gustas ven a la casa más tarde para que nos acompañes a Yolanda y a mí a un café.

Pensando en la “broma” de don Francesco, me regresé a mi cabaña, me di una buena ducha, y me preparé para irlos a ver a su residencia de lujo que tienen junto al extremo sur de la quebrada acantilada típica de estas playas.

— ¡Qué bueno que viene a vernos, Don! —Me recibe alegremente la señora, esposa de mi amigo.

Mientras convivíamos en un ambiente empático y amistoso en casa de ellos, por la ventana principal de la casa, como paisaje se miraba a su ligero paso, aquel crucero luminoso.

—Señora Yolanda, ¿qué le parece aquel barco? tan luminoso que se ve a la distancia? —Se queda pensativa y me pregunta:

—¿Cuál barco?

— ¡Yolanda! —exclama con su acento extranjero y voz autoritaria don Francesco.

— ¡Ah sí! ¡Qué bonito barco! Tiene tres velas, ¡todo un galeón antiguo! Me recuerda a las tres carabelas.

—No, Yolanda, dile a Don la verdad. —Vuelve a decir don Francesco.

—Lo siento, Don, no hay ningún barco, —dice Yolanda de acuerdo con su esposo.

—Tienes que aceptar que ya estás en las ultimas, Don.—Me dice don Francesco—Prepárate para lo que venga, haz todo lo que no te has permitido, antes de que termine de llagar por ti el barco fantasma de la… muerte.

— ¿Qué has pospuesto en la vida?—Me pregunta la señora Yolanda—Porque ahora es el momento para que lo hagas.

Me quedó pensativo sin descuidar mi dialogo interno, pensando que todo seguramente es un juego.

—Una fiesta. Una gran fiesta. —Les digo siguiéndoles la corriente—. Una de disfraces, como aquellas de las noches de mi juventud como la que siempre he querido hacer.

—Adelante, ¡Adelante! —Me dicen los dos—, ¡hazla! Que ya viene por ti el barco fantasma que solo pueden ver los que ya están al borde de la muerte.

De regreso ya en mi pequeña casa; pensando en la “bromita” de esta pareja amiga… y, siguiéndoles el juego me puse a buscar viejas agendas de teléfonos para ver si todavía podía encontrar a las viejas amistades. No encontré ninguna... Mientras el frío de enero me recordaba los años que se van tan pronto, que el barco fantasma de la muerte, pareciera lógico.

Y, como alguna vez compré está casita para darme gusto, me gustó la idea de la fiesta y como no me quedó otra que organizarme con los nuevos amigos, que no son tan viejos como el vino,  ya que dice el refrán que las amistades mientras más añejas, mejor... Pero a falta de vino viejo, que mejor que vino nuevo, ¡nuevos aires!

Me comuniqué por la red social y les dije… Los invito a una fiesta, pero es de disfraces, aunque no sea octubre, y estemos en enero, ¿qué les parece si vienen de piratas? ¿o, motivos marineros?

Organicé la fiesta como pude, como si fuera la primera, la única y la última. No me gasté mucho... Y, ni me preocupé por mi disfraz, me pondré mis mismas garras de siempre; "muchos pordioseros se colaron en aquellas famosas travesías marinas", les diré.

Llegó el esperado sábado para mi fiesta; o, debo decir para mi famosa fiesta, con mis nuevos amigos y el viejo lobo de mar y su esposa.

Era todavía temprano, "vamos a ver el mar", dijeron algunos, mucho antes de que se acabara el vino y la cerveza, y allá fuimos a parar a aquel acantilado marino:

 — ¡Qué bonito crucero!—Decían todos—¡Parece un adorno navideño!

—¿O, sea?—le pregunté al viejo lobo de mar—¿Ya estamos todos listos pa' abordarlo?

—No. Fue algo que tuvimos que inventar Yolanda y yo, para que hicieras tu tan deseada fiesta que haz querido hacer toda tu vida.

Fotografías de Héctor Buelna

jueves, 1 de enero de 2015

La Bendición de los 95 Centavos

—Mi Abuelo es Leyenda—

Hola, don Leopoldo.

Mi abuelo Baraquiel platicaba una ”leyenda” que luego se hizo popular entre nosotros, todos sus hijos, nueras, otros tíos, y claro, todos los primos, y las primas.

Que una vez a la salida del templo de san Francisco una señora muy blanca, y con sus canas muy plateadas le pidió limosna; la anciana, pudo haber tenido 95 años. Mi abuelo sacó su cartera —entonces no corría la moneda nacional en Tijuana— y le dio un dólar, la señora muy amablemente le dijo a mi abuelo, “espere”, y le regresó 95 centavos de cambio…

—Señora es que, es para usted todo el dólar, le dijo mi abuelo.
—Buen hombre, que estás otras monedas le sean para su paz y para su bien. Gracias, yo solo necesito cinco centavos.

Y se retiro mi abuelo, según platicaba él, con una sonrisa en los labios. Mi abuelo, después, toda su vida felizmente se preguntó "¿qué habré hecho con aquellos 95 centavos?" Y agregaba: "si algún día vuelvo a tener dinero, voy a poner un asilo de ancianos para que ya no haya más viejitas en la intemperie, pidiendo limosna a fuera de las iglesias". Sonará a exageración, pero al paso del tiempo de repente se le escuchaba decir extasiado para sí: "¿Qué habré hecho con aquellas otras monedas?"

Mi abuelo estaba ya muy enfermo, y todavía "recordaba" y se seguía preguntando a sí mismo por aquel cambio que le dio su “viejita” la de la salida de la iglesia.

—José, ¡José! —Feliz, dirigiéndose a mi tío Pepe, mi abuelo desde una cama de hospital, le dijo: —Ya me acordé, esos 95 centavos formaron parte para abrir la tienda, ¡la de la calle 5ta!

Y, así se murió mi abuelo.

—José Eduardo—

Estimado José Eduardo, ¿haz escuchado la frase, "recibí más de lo que di"? seguramente así se sintió tu abuelo, tal vez volvió al templo para ayudar a la anciana y ya no la encontró, o tal vez no acostumbraba ir a la iglesia y se quedó con el "regalo", cosas tan personales, necesitaríamos preguntárselo a tu abuelo; pero se ve por tu relato que "algo" le fue impactante, Gracias por compartirnos tu leyenda familiar, ¿quién sabe qué de riqueza lleva? Por eso, con tu historia, les deseo a quién nos lea, Feliz y Próspero 2015. —Otra vez, gracias, José Eduardo— Nunca sabemos quién, cómo y dónde nos va a bendecir, por tan poquito, tanto. 


¿Tú también, como José Eduardo, tienes un abuelo; un papá, una esposa, esposo o familiar leyenda? ¿y quieres que aparezca en mis archivos? Mándame tu historia, bajo las mismas condiciones explicadas a Daniel aquí y adelante, ¿por qué no? ponte en contacto conmigo. 

 LE 
leyendasdetijuana@live.com

Bienvenidos a mi Blog de Leyendas

Después de tantos años que llevamos mis colaboradores y su servidor trabajando en mi blog de leyendas,"leyendas de Tijuana", y sus alrededores, mitos y otras cosas que platica la gente, me doy cuenta que nunca les he hecho un anuncio de bienvenida.... disculpen.

Hay unas leyendas que todos los padres de familia se deben de saber y ¿si no? Se la deberían de saber muy bien...

La que portan los cubetas de pintura de cinco galones, "No la mantenga abierta si tiene hijos de dos años o menos", o como las que dicen algunas medicinas, detergentes y venenos, "no la deje al alcance de los niños"...
En estos casos la palabra leyenda pasa a convertirse en advertencia, y mucho ojo esto no es un mito y sí hace daño; para que después de la tragedia, del reclamo y la demanda no te encuentres que te digan, "sobre aviso no hay engaño".

Leyenda; es fabulosa palabra que en nuestra lengua, y en muchas lenguas extranjeras tiene tanto sentidos. ¿Quién en su infancia no gozó escuchar de sus abuelos aquellas historias, que pasaron a convertirse en leyendas? ¿y, a quién no le gusta escucharlas todavía, o narrarlas ya de grandes?
O, como esas leyendas de héroes "inmortales", que por sus meritos y grandes hazañas pasaron de boca en boca, por las generaciones, y de esta forma, estos héroes, siguen vivos.

Y, las leyendas de los grandes mitos; los dioses del Olimpo, por ejemplo. Y las que ya plasmaron por escrito, y tal vez sin saberlo los grandes pensadores, y escritores... ¿Quién no las conoce?

En Argentina está naciendo una leyenda.
Otras, como tantas cosas en la vida; nacen, se desarrollan por un tiempo... y después, quedan en el olvido... para dejar de serlo.

Me gusta su sentido cuando nos cuenta una "historia", un "cuento" , "¿una mentira?" es que muchas de esas leyendas son portadoras de cosas tan reales, pero atravesadas por el prisma del ingenio

Me gusta su sentido cuando se consoladiza y se hermana con la palabra héroe. Idolo, fama, inmortalidad, mito...

Leyenda, esa palabrita que tiene doble filo; es tan leyenda la persona más buena que te puedas imaginar, como la más mala; en este caso la leyenda pasa a consolidarse con la palabra fama. Hay "leyendas" que avergüenzan a sus padres, y otras, que enorgullecen tanto a la familia.

Podemos ser leyenda...

Y si te preguntara, como lo hago ahora, a ti ¿qué clase de leyenda te gustaría ser? ¿qué me contestarías?
Yo ya tengo mi respuesta.

Bienvenido a mi blog de Leyendas, ¿de Tijuana? —Sí— Aquí somos ricos en "leyendas", de todo tipo, "leyendas vivas", leyendas que luchan, leyendas que corren, que vuelan; leyendas que las trae y se vuelve a llevar el viento que nos llega desde la Rumorosa.

Leyendas de Tijuana.

Y, por que quiero que tú.... Sí, tú.... Estimada, estimado lector:

Pases a ser leyenda.


La Llorona —en Michoacán—

Víctor Serna a través de un amigo en común de facebook, nos comparte esta versión michoacana de la llorona; como le fue narrado por su papá; tengo que serles sincero, al revisar esta historia un ruido sonó afuera de mi casa y me espantó; muy interesante, Víctor. Muchas gracias...

Era una noche fría, las luces de las casas ya se estaban apagando, y nosotros alistándonos para descansar. Desde el patio de la casa se veía el pueblo prácticamente solo, un gran silencio envolvía la noche, una noche que sería muy diferente a las ya acostumbradas en ese pequeño pueblecito pintoresco de Michoacán.

Me despedí de mi hija y subí a mi habitación a descansar, pues había sido un día muy pesado y estaba algo cansado, un presentimiento me invadía pero no le di tanta importancia, pensé que era mi cansancio y lo mejor sería descansar.

Después de unas horas de no poder conciliar el sueño, a lo lejos se escuchaba una mujer llorando, sus sonidos eran muy agudos y estrepitosos, se escuchaba también como los perros aullaban al paso de ella; por un momento pensé en salir pero dude un poco pues se escuchaba cada vez más cerca. Al pasar cerca de la casa salí rápidamente para ver si podía verla, con mucho miedo pero con mucha decisión salí al balcón, allá iba ella suspendida en el aire de vestido blanco y alejándose rápidamente mientras lloraba, no podía creer lo que estaba viendo, lo que desde niño me contaban como una leyenda ahora era una realidad. La llorona había pasado cerca de mi casa provocando un ambiente muy escalofriante en las calles oscuras de esa fría noche.

Que extraño comportamiento de los  perros, al paso de ella se levantaban a aullar y ya que pasaba se acostaban nuevamente como si nada hubiera sucedido. De repente ella se perdió en la oscuridad todo volvió a la calma.

Después salió mi hija de su habitación y me preguntó si la había visto, era evidente que ella  la había escuchado y sabia de lo que se trataba. Esa noche no le dije nada y le dije que todo estaba bien para no asustarla más y pudiera dormir.

Mi piel estaba fría y sentía ese escalofrió interno y la incredulidad de lo que había visto, había escuchado hablar tantas historias de ella y nunca pensé en que algún día me tocara vivir experiencia tan escalofriante. Ahora  ya era testigo de su existencia, había dejado de ser una leyenda para pasar a ser una realidad.

Al siguiente día lo platique con algunos vecinos y muchos la escucharon pasar, mas no se animaron a salir a verla. Fue un acontecimiento  muy comentado en todo el pueblo, la llorona nos había visitado la noche anterior.

Hasta el día de hoy, todavía  tengo grabada la imagen de esa mujer volando en la oscuridad y su voz implorando por sus hijos.

—Víctor Serna—

No sé que tienen las flores llorona 
las flores del campo santo. 
No sé que tienen las flores llorona 
las flores del campo santo. 

Que cuando las mueve el viento llorona, 
parece que estan llorando. 
Que cuando las mueve el viento llorona,  
parece que están llorando.

Versos de la Llorona:



El Cerro Colorado "Napolitano"

Aunque sea un romántico empedernido; siempre que salgo de viaje, dejo todo atrás; y pongo todo mi interés y mi atención al nuevo lugar a dónde vaya, lo cual quiere decir que estando fuera nunca ando extrañando mi tierra; nada de México lindo y querido… ¡No! A viajar se va a disfrutar, a conocer nuevos horizontes, a gozar de un nuevo ambiente, de gente nueva y de su idiosincrasia; sobre todo si está lejos o si te costó lo suficientemente caro para viajar a ese lugar.

No fue hasta que una vez el destino me llevó a Nápoles, Italia, al verlo me reclamó: “¿Qué ya no te acuerdas de mí?” "¿Cómo crees? —Le dije— y, si algún día me convierto en un diplomático embajador de este hermoso país, voy a hacer de estas dos emblemáticas ciudades, ciudades hermanas”.

Ya volviendo los pies a la tierra. Dejando de lado jugar con la imaginación y todo lo que tenga que ver con la pareidolia; hay personas que están trabajando en un proyecto interesantísmo "Proyecto Integral Cerro Colorado", qué bonitos son los proyectos cuando nacen de lo que parece todo un sueño fantástico. Me corrijo, retomo la imaginación: Grandes cosas se han logrado por imaginarlo.



Si quieres conocer más de este proyecto visita Proyecto Integral Cerro Colorado/Facebook